ASÍ COMENZÓ TODO EN 1926:
DE UNA PEQUEÑA FÁBRICA, A UN LEGADO DE 100 AÑOS
UN SIGLO DE HISTORIAS, UN VIAJE DE SABOR, FAMILIA Y TRADICIÓN

Hemos acompañado a generaciones completas de familias mexicanas, heredando grandes recuerdos llenos de unión y tradición.

CRONOLOGÍA HISTÓRICA DE TAMALES FLOR DE LIS

Una historia para descubrirse paso a paso…

1875

EL ENLACE QUE DIO ORIGEN A UNA TRADICIÓN
En la segunda mitad del siglo XIX, Adalberto Andrade contrajo matrimonio con Amalia Marroquín Licona. En su hogar se gestó una tradición culinaria que, con el tiempo, se convertiría en herencia invaluable. Ese legado sería la semilla que, décadas después, florecería en la Ciudad de México bajo el nombre de Tamales Flor de Lis.

1910

ECOS DE UNA ÉPOCA DE CAMBIOS
México vivía la modernidad del Porfiriato, con su aire afrancesado, mientras la desigualdad prendía la mecha de la Revolución. En Pachuca, la familia Andrade Marroquín crecía entre disciplina y recetas transmitidas de generación en generación. Esos sabores y saberes pronto encontrarían eco en la gran capital.

1912

UNA PÉRDIDA QUE MARCÓ A LA FAMILIA
La muerte de Amalia Marroquín Licona dejó viudo a Adalberto Andrade con once hijos. Sus hijas mayores asumieron el hogar, Antonieta brilló como cocinera y la pequeña Alicia absorbió la tradición. Esa resiliencia fue la base de una fortaleza que más tarde transformaría los tamales familiares en la tradición de Flor de Lis.

1915

TRADICIÓN MEXICANA Y HERENCIA EUROPEA
Ese año, Alfonso Andrade Marroquín se casó con María de la Luz Fernández del Castillo Constantini. Su unión marcó la mezcla entre tradición mexicana y herencia europea italiana, dando solidez a la familia. De ese matrimonio nacería Luz María, quien con el tiempo se volvería pieza clave para los tamales de Flor de Lis.

1917

NUEVOS HORIZONTES
Con el final de la Revolución, la familia Andrade Marroquín llegó a la Ciudad de México. En el saguán de su casa en Santa María la Ribera comenzaron un merendero sencillo, impulsados por sus recetas y su espíritu emprendedor. Ese primer espacio sería la semilla de la primera Casa de Tamales Flor de Lis.

1926

FLOR DE LIS, MARCA REGISTRADA
En un México modernizado y con influencia europea, la familia registró oficialmente el nombre Flor de Lis. El símbolo evocaba elegancia y distinción, y se convirtió en estandarte de una tradición culinaria. La marca no solo distinguía un producto, sino una forma de compartir mesa, orgullo y memoria familiar.

1926

LOS PRIMEROS CALENDARIOS
Ese mismo año se imprimieron calendarios con ilustraciones tiernas que se entregaban como obsequio a los clientes. Colgados en cocinas, se convirtieron en recordatorios diarios de los tamales de Flor de Lis. Esos pequeños detalles fortalecieron el vínculo con las familias y posicionaron la marca dentro de los hogares capitalinos.

1930

HIPÓDROMO CONDESA, UN NUEVO HOGAR
La tienda de tamales se trasladó a la colonia Hipódromo Condesa, una zona moderna y elegante que comenzaba a florecer. Entre camellones arbolados y cafés con aire europeo, la vida social bullía y Flor de Lis encontró su lugar en ese nuevo paisaje. Lo que había nacido en un saguán se convirtió en parte de la vida cotidiana del barrio. Con la visión de Alicia y el sabor de las recetas familiares, los tamales de la Flor de Lis empezaron a forjarse como una tradición entrañable de la ciudad.

1945

ENTRE LA NOSTALGIA Y LA MODERNIDAD
Tras la Segunda Guerra Mundial, la colonia Condesa vivía entre modernidad y melancolía. Flor de Lis era un refugio donde familias enteras acudían por tamales y champurrado, encontrando calor en cada taza y sabor en cada tamal. En esas enseñanzas, transmitidas de tías como Alicia a su sobrina Luz María, se gestaba el futuro de la tradición.

1949

UNA UNIÓN QUE FORTALECE EL LEGADO
El 12 de agosto de 1949, Luz María Andrade Fernández del Castillo se casó con Rafael Farfán. De su matrimonio nacieron tres hijos, y entre ellos Martha Farfán Andrade, quien heredaría la estafeta de la tradición. Así, la familia seguía creciendo mientras Flor de Lis consolidaba su legado.

1952

EL NACIMIENTO DE UNA NUEVA ESPERANZA
Ese año nació Martha Farfán Andrade, primera hija de Luz María y Rafael. Desde niña creció entre vapores y aromas, aprendiendo a amar el oficio de su madre. Con el tiempo, no solo aprendería las recetas y el oficio, sino también el amor profundo que Luz María sentía por la tradición familiar y se convertiría en el relevo natural que acompañaría a su madre hasta sus últimos días.

1960

UNA NUEVA ESTAFETA
Con visión de futuro, Luz María asumió el liderazgo de Flor de Lis. No solo mantuvo las recetas de sus tías, sino que soñó con expandir y modernizar los procesos. Su meta era clara: llevar los tamales de Flor de Lis más allá de la Condesa hacia nuevas colonias de la ciudad.

1970

ENTRE BATIDORAS Y VAPORERAS
Con la demanda en auge, Flor de Lis dio un paso decisivo: modernizar la producción sin traicionar la receta familiar. Llegaron las batidoras industriales, los anaqueles metálicos y mejores controles de higiene, mientras las vaporeras seguían marcando el ritmo del día. La cocina se volvió semi-industrial, pero el sazón seguía siendo el de casa: el que enseñaron Alicia y Antonieta. Con más orden y capacidad, los tamales empezaron a viajar más lejos y más rápido. Esta etapa sentó las bases de la expansión que vendría en las décadas siguientes.

1980

NUEVA GENERACIÓN, NUEVA ENERGÍA
La tercera generación se integró al negocio: las hijas de Luz María sumaron ideas frescas para acercar Flor de Lis a nuevos barrios, sin perder el alma del fogón. Se afinaron procesos, se abrieron puntos de venta y se consolidó una operación más ágil para atender una ciudad cada vez más grande. La tradición siguió siendo el centro: tamales hechos con cariño, listos para la mesa familiar. Ese impulso preparó el terreno para la nueva imagen de 1989 y los años de consolidación que vendrían.

1989 – 2005

AÑOS DE CONSOLIDACIÓN Y NUEVA IMAGEN
En 1989, Luz María Andrade modernizó la imagen de Flor de Lis con un diseño vibrante y el lema 'Desde 1926, tradición que sabe'. Durante los noventa y primeros años del nuevo milenio, la marca vivió expansión y consolidación. Dejó de ser un referente de barrio para convertirse en referente de toda la ciudad, y gracias a la movilidad de familias en la capital, los tamales de Flor de Lis comenzaron a ser conocidos en distintas ciudades del país.

2012

UNA FÁBRICA A LA ALTURA DE LA TRADICIÓN
Ese año, Flor de Lis inauguró modernas instalaciones en el Estado de México. Los procesos se volvieron más higiénicos y eficientes, sin perder la esencia artesanal que distingue a la marca. La nueva fábrica permitió abastecer con calidad y constancia a todas las sucursales.

2013

UN LEGADO QUE PERMANECE
En 2013, la familia despidió con cariño a Luz María Andrade, “Mima”, quien partió acompañada y siempre bajo los cuidados de su hija Martha. Desde las vaporeras hasta el mostrador, la voz de Mima sigue presente en cada decisión y en cada tamal que lleva el nombre de Flor de Lis. Así, la tradición no se detiene: se hereda. Y al año siguiente, ese impulso encontró nuevos escaparates y nuevos caminos.

2014

NUEVOS ESCAPARATES, NUEVOS CAMINOS
Flor de Lis dio el salto a las redes sociales y abrió nuevas sucursales con una imagen arquitectónica más moderna en las nuevas sucursales de Satélite y Bosques de las Lomas. La marca encontró nuevas formas de comunicarse y expandirse, siempre con la tradición como punto de partida.

2019

EL REGRESO A LA ESENCIA
Ese año, Flor de Lis renovó su identidad visual. El nuevo logotipo retomó la simplicidad del diseño original, con la flor de lis en rojo sobre blanco, transmitiendo fuerza y elegancia. La imagen honraba más de noventa años de historia mientras se acercaba a nuevas generaciones, manteniendo siempre la esencia de la marca.

2020

RENOVAR EN TIEMPOS DE RETO
En plena pandemia, Flor de Lis renovó sus sucursales sin perder la esencia. Los pisos en blanco y negro, los mostradores de madera y los muros de ladrillo evocaron las antiguas vaporeras, ahora con orientacion clara y servicio más ágil. Las marquesinas rojas, adaptadas a cada esquina y centro comercial, integraron la marca al paisaje de cada barrio. La renovación no borró la historia: la hizo visible.

2024

FLOR DE LIS EN LA MEMORIA HISTÓRICA
Ese año, Flor de Lis apareció en la nueva edición del libro 'Condesa-Hipódromo' de Janette Porras, como parte esencial de la historia cultural de la colonia. La memoria familiar quedó plasmada en una fotografía entrañable de Martha Farfán Andrade junto a su abuelo Alfonso.

2026

100 AÑOS DE TRADICIÓN VIVA
Flor de Lis celebra su centenario como una marca mexicana que ha acompañado a generaciones con sabor, tradición y recuerdos. Un siglo después de aquel primer merendero en Santa María la Ribera, la esencia sigue intacta: tamales preparados con cariño, compartidos en familia y transmitidos de generación en generación.

1875

1910

1912

1915

1917

1926

1930

1945

1949

1952

1960

1970

1980

1989

2012

2013

2014

2019

2020

2024

2026

Lo mejor de nuestra historia eres tú.
Un siglo después, seguimos cocinando recuerdos contigo. Gracias por compartir y ser parte de esta tradición que nunca termina.